viernes, 2 de septiembre de 2016

Dudas

La primer vez que tuve dudas, no sabía que lo mas importante en la vida es la familia. 
Quizá si lo hubiera sabido,nunca hubiera dudado.

La primera vez que dudé fue al nacer. Si iba a ser rica o pobre, si rubia o morena. Dudé incluso si nacer, porque parecía que vivir era algo muy largo.

La segunda vez que dudé fue poco después. Dudé entre terminar las cosas hoy o dejarlas para mañana; entre si ser responsable o salir de fiesta, entre si empezar a estudiar o volver a la cama de madrugada.

Algo hizo tiempo después que dudara entre los hombres. Si tú, o tú o aquel. Si era mejor salir con ellos, o con los libros. Si debería esperar, si debería aguantar. Dudé incluso si enamorarme.

Cuando ya me enamoré dudé si realmente lo estaba. Si realmente era el definitivo. Y dudé y dudé.

La primera vez que me pediste matrimonio, dudé en si decir sí. Y dije no.

La segunda vez -tras el dolor- dude sobre eso de decir que no.

Dudé tanto el día que nos casamos que pensé en salir huyendo. En rehacer mi vida siendo soltera y libre, en rehacer una vida entera y empezarla de nuevo. Algo pequeño en mí hizo que me quedara

El día que quisimos tener hijos dudé de ello. Dudé del hecho de perder mi cuerpo, mi juventud,  mi eterna libertad, las fuerza para separarme de todo y mi última oportunidad de empezar de nuevo.

El día que me quedé embarazada dudé de poder hacerlo bien. Dudé de poder darte una buena educación y una buena madre. Dudé de ser capaz de enseñarte a leer ni a pensar. Dudé más de mí que de ti.

Dudé eso de dejar mi corazón vagar por fuera de mí con otras dudas.

Y el día que llegaste, llegó. Ya no podía dudar.

                            Eras todas mis dudas resueltas.

Y el resultado de NO haberme guiado por ellas.

Por Main Stanich.

miércoles, 29 de junio de 2016

EL HOMBRE


Hubo un día que te quise.

Cuentan malas lenguas que estoy ya cansada de algo que se repite cada día, y es el recordar que te quise. Que hubo un día que lo hice...y que hoy ya no es ese día.

Hubo un día que intenté hacer todo lo posible por conquistarte y encandilarte. Hubo un día que tomé la decisión tan importante de si eras más importante tú o yo. Y escogí por ti. Y te fuiste con mi mejor amiga.
Hubo un día que me olvidaste en algún camino y pensaste que era más importante quedar genial con los amigos antes que respetarme. Y tu adolescencia arrebató la amistad. Y desde entonces tu pasaste a ser el HOMBRE y yo la MUJER.

Hubo un día que me compraste rosas, que me prometiste la luna y me dijiste que dejarías cualquier amor porque de verdad me habías encontrado. Y entonces oí tu 'te quiero' y decidí ser cauta y darte las gracias.
Hubo un día que empecé a procurar enamorarme de lejos. Y entonces sí, entonces eran todo besos. Un no sé quién eres: un beso. Un me encantas: un beso. Un bofetón: un beso. Un ser un encanto: un beso. Un vacilarte: un beso. Un 'vete a la mierda': un beso.

Pero tuvo que haber un maldito día que abrieras los malditos ojos para ver quién era tanto beso. Nos descubriéramos y te quedaras. Hubo un día que aunque yo no quisiera, te quedaste.
Y entonces hubo un día en que yo corrí detrás de ti, otro en el que viniste a buscarme, un día en que te escondí un recuerdo para que lo encontraras cuando tuvieras miedo, un día en que tú dibujaste mi alma. Un día en que los celos te atrincheraron en casa para que nadie te arrebatara lo que era tuyo. Un día en que te escribí una carta al día para que no me olvidaras. Un día en que intentaste plagiarme en otra persona...y en otra...

Hubo un día que me hiciste daño.

Ese fue el día que le pegué una patada a un contenedor.

Hubo un día que intentaste explicarme que eras un hombre, ojalá te hubiera escuchado. Un día que intenté entender que no somos iguales. Que todo el tiempo que yo te quise tú seguías teniendo dos cerebros y uno no siempre pensaba únicamente en mí. Hubo un día en que descubrimos que tú llevabas mucho siendo egoísta y que lo habías gastado todo...de mí.

Hubo un día que tuvimos miedo de que esto se pudiera invertir. El día que me aseguraste que te haría daño. Y me lo repetiste una y otra vez. Y yo te dije que eso nunca pasaría, porque yo ya lo había vivido antes. Y aquí vivimos la inflexión. Y aquí te di la segunda oportunidad.

Hubo un día que nos quisimos tanto que fui capaz de cogerme un barco sin conocernos solo para darte un beso, o el avión más de diez veces solo para escucharte de cerca. Hubo un día en que me buscaste tanto que hasta me encontraste, aunque hubieras muerto en el intento. Hubo un día en que todo eran juegos, todo eran risas, ojos vendados, todo era llorar de la emoción. Hubo un día en que yo te saltaba encima, te mordía la oreja, te hacía cosquillas, de rabiar, te bailaba, te vacilaba y te abrazaba para no soltarte. Esa fue la primera vez que te vi mirarme así. Así.

Hubo un día en que todo eran proyectos. Todo era futuro. Todo eran textos, te quieros correspondidos, todo eran frases bonitas y sinceras. Todo eran miradas...miradas.

Y de tanto mirarme por dentro, me atravesaste.

Hubo un día en el que me enseñaste a no conformarme ni contigo mismo. Hubo un día en que dejaste de creer en ti tanto como lo hiciste en mí. Hubo un día en que te diste cuenta que habías sido tan egoísta cuando yo te quería, que te sentías despreciable. Y pasaste de machacarme a machacarte...y descubriste que yo era más fuerte que tú. Y tu orgullo me sumió en un concurso contra la perfección, esa en la que de repente me habías subido. Contra mí misma.

Hubo un día en que mis llantos dejaron colgando nuestros problemas para caer en el lago.  Hubo un día en que quise tirar nuestra relación literalmente al agua para comprobar cuánto realmente la valorabas. Y entonces fue cuando casi tropiezas al agua para salvarlo, y te vi llorar. Y no has parado desde entonces, porque de tan pequeño que se fue haciendo el valor se me escapó de las manos. Y entonces lloraste, y corriste y yo salí a salvarte, y lloraste en mis piernas como lloran los hombres, y entonces lo sentí...a un HOMBRE perder. Y vi el poder...

Aquí me hice MUJER. ojalá me hubieras escuchado.

Hubo un día que aprendí a correr, para que no pudieras alcanzarme. Ambos sabemos que aunque corrían mis piernas, realmente lo hacían mis recuerdos. Hubo un día que me hice fuerte, y en el que todo empezaron a ser negaciones. Ese día en que no me conformaba contigo, ni conmigo, ni con nadie. Y entonces me convertí en la mujer de HOY, esa que 'solo prueba' porque aspira a encontrar lo inalcanzable.
Hubo un día en que empecé a ser yo quien te ponía a prueba. Salta más alto, corre más rápido. Hasta darte un puzzle vacío y las fichas poco a poco, para que tú lo fueras completando.



¿Crees de verdad que me lo hubiera creído si lo hubieras completado? ¿Creer en qué? ¿En el amor?
Hace mucho que camino sola por un camino en el que solo miro atrás con desprecio. Me he hecho inalcanzable porque no quiero que me alcances. Pierdo tres kilos cada vez que me alcanzas, pierdo el norte, las ideas y hasta las bragas. ME pierdo.

¿Y sabes por qué hago todo esto?

Porque hubo un día que te quise.

Porque soy tan despreciable, tan inhumana y estoy tan cansada que no quiero que te destruya aun más tu reflejo. Cuando destruya el egoísmo, volveré a conquistarte; HOMBRE.


¿Cómo puede resumirse en una historia de amor, todas las que puedes haber vivido en una vida? Cambian el actor, nunca al personaje.

Por Main Stanich,

lunes, 27 de junio de 2016

A quien siempre estuvo ahí...



Recuerdo que te di la opción de marcharte,y tu decidiste no hacerlo. Que querer estar a mí lado era como el veneno,y tu lo bebías como si fueran drogas. Que necesitabas mas y yo solo te daba menos. Y a mí y a todos.Menos.

Recuerdo decirte que te marcharas y hacer lo posible e imposible porque lo hicieras. Recuerdo verte estar solo por fuera, porque tu cabeza no estaba conmigo. Pero aquí, inmovil te mantenías.


Recuerdo sentir algo un día sí, y otro no. Cuando es sí, quiero coserte, cuando es no, no quiero verte. 

Recuerdo echarte la culpa de todo y de nada, de ser feliz e infeliz, de haber sido hoy y ser mañana, 
de esperar, de crecer, de aprender y de la paciencia, 

Recuerdo pedirte hasta las uñas de los pies de tus entrañas sin que tú recibieras nada a cambio. Recuerdo usar hasta la última de ellas sin preguntarme de dónde venía.

Recuerdo no recordarte, pensar en vacío y en hueco, recuerdo sentir miedo. Y recuerdo recordar mientras me mirabas.Recordar y anhelar sitios donde no existías tú. 

Recuerdo que estuvieras ahí aunque yo no te lo pidiera,que quisiera que te fueras pero que insistieras más que nadie. Que buscaras y rebuscaras cómo hacerme feliz.

Y que yo no me dejara. 

Sé que estuviste ahí desde el primer día, mientras yo ponía mis fuerzas en alejarte. 

Sé que hice lo posible y lo imposible porque no entraras, y al final aguantaste tanto que te colaste por las rendijas sin que me diera cuenta. 

Recuerdo verte esperar, crecer, aprender y tener paciencia. Recuerdo verte anhelar, y anhelar las razones por las que seguías a mi lado. Saber que no recuerdas por qué lo hacías pero verte luchar sin meta. 

Recuerdo hacerte olvidar la meta. 

Gracias por insistir.



miércoles, 25 de mayo de 2016

Superpoderes

  
Ilustraciones originales de Erik Cohen.

Texto que pertenece a su libro ilustrado:

El pájaro azul.

Que podrán descargar en el siguiente enlace:
http://www.mediafire.com/download/u7qkw0hddxpl5hl/elpajaroazulweb.pdf

 No se lo he dicho a nadie aún. Yo conozco tus poderes. Tu secreto está a salvo conmigo. Sé perfectamente que puedes hacer maravillas con ese don; como adelantarte a mis quehaceres. Cada día que te veo me sonríes y me haces entender que tengo que repetir algo que se me olvida.

  Hoy te he visto perseguirme como si no supiera a dónde voy y que luego tú mismo me dijeras a dónde quiero ir antes de que te lo dijera. Entonces es cuando te miro: 'No es que yo tenga Alzheimer, es que tú puedes ver el futuro'.  Que yo quisiera volver y tú te enfadaras y me dijeras que no es por ahí. Que me permites olvidar a dónde voy, pero nunca de dónde vengo.

Todavía tengo que entender que este dolor es uno para mí y para ti son millones. Que tantas veces te has preguntado cómo no podía recordarlo, como las veces que yo lo he olvidado. El problema es que tú recuerdas todas y cada una de ellas. Siento ser pesada, sabes que cada vez soy mas niña, cada vez soy más pequeña y tú mas mayor. Que conmigo has crecido y yo conmigo decrezco.

Discúlpame si no te entiendo, si no te atiendo, si no te escucho. Ten paciencia conmigo, trátame con amor aunque yo te grite. Por favor, recuérdame. Porque si no lo haces tú, ¿cómo vas a recordármelo a mí?
Sé que no quieres que dejemos de jugar al escondite. Cada vez que yo te escondo algo, tú le pones un lacito de colores y me lo devuelves para que siga jugando. Y no paramos de reírnos cada vez que nos dejo en la calle por dejar dentro con lo que se abren las puertas desde fuera. Tenga ya tantas de esas cerradas en mi cabeza...

Hoy era un día precioso. Odio las mañanas en que toca matemáticas:
Yo no soy de impares. No entenderé nunca eso de que si sumo dos
de ellos me de uno que no lo es. ¿ Y si no  los quiero? En mi vida
no existen los impares. Me enseñaste a atarlo todo para no
perderlo. Ya no hay izquierdo sin derecho, ni un zapato sin
el otro, no existe solo un guante ni tenedores sin cucharas.
No hay plato sin vaso ni lápiz sin goma. Ya no hay días
sin mes, ni hora sin el tiempo. Ya no hay tele sin el
mando ni microondas sin plato. No hay pastilla
azul si no me he tomado esta; y sobretodo no
hay camino de ida, si no hay camino de vuelta.
Ya no soy sin ti.

Hoy era un día precioso. Cuando he
despertado estaban abiertas para
que pudiera entrar la luz. No sé
si has sido tú o he sido yo. No
sé si desperté ayer o ya he
despertado. No sé dónde
está mi vida. No está
aquí encima. ¿Dónde
la he dejado?.
¡Cariño!

Hoy era un día precioso. Mira el cielo
de ese color tan limpio. No sé muy
bien qué es lo que hay allí, si todo 
lo que está, está aquí y allí solo
está vacío. Vacío. ¡Qué
 diversión volver a
llenarlo!

Hoy estabas guapo. He dejado eso y
te he ayudado. No sé jugar con
esto
                                                
 - y ahora, vamos a volver a atrás- 

pero me has obligado.
Y eran esas cosas...
las que deberían
estar aquí. Las
que me hacen
daño,
eran tus...
era yo...
eso.
Era algo.

 -Cada una es más y menos cada vez que le das la vuelta.

  -Son recuerdos. 
-Mi recuerdo eres tú.

Hoy era igual. Voy arrastrándolos hasta donde
haya luz para verlo. Hoy estaba así y creo
que no he sido yo; pero ya entraba la luz.
 Hoy estabas guapo. ¿Qué te hizo
ser así?
Hoy igual.
Sin más.
Hay alguien en casa.
¿Quieres jugar?
Gracias por estar.
Gracias atenderme. 
No falta. 
Gracias. 
Nada.
Tú. 


Por Main Stanich.




domingo, 25 de octubre de 2015

Contrastes. Una experiencia en Nueva York.









He ido pisando la cuerda en el aire desde que amanecí en este sueño y todavía no he decidido por qué lado bajarme.

Estoy mareada de volar.

Estoy tan cansada de sentir que todo se balancea, que tocar el suelo empieza a parecer imposible.

¿Y si estoy al revés?

Y si es esa cuerda de la que cuelgo y no la que me sostiene. No quiero soltarme.


Creo que por cada cosa que aprendo, siempre veo algo malo. Que por cada cosa negra, también hay algo blanco. Y el gris tiene el grosor de la delgada línea bajo mis pies. La delgada línea de la vida.

He visto como mi cabeza se dividía. Cómo mis colores no son lo mismo cuando miro hoy que mañana. He visto el día y la noche amanecer en sentidos contrarios hasta casi cruzarse. He visto el BLANCO y el NEGRO, de la misma humanidad y con la misma piel, pisando distintos suelos. He visto el detalle de la riqueza y la imaginación en la pobreza.

He visto el agua arrasar escogiendo mal los caminos. He visto la humedad, la necesidad de aire, de respirar. Y he podido llegar a lugares donde se paga por esto.

He visto a mi mente intentar dividirse. He visto a mi mente intentar separar, ser débil. No separes o no aprenderás
Que tu ayuda al mundo está en mezclarlo. Está en ser fuerte cuando tienes todo y cuando no tienes nada. Está en ser fuerte por buscar el punto medio. Las herramientas en busca de la bisectriz.

He visto a mi alma parar en el día para separar dos vidas. No son la de la derecha y la de la izquierda, no son la de la pobreza y la riqueza. Son la que llevo por dentro y la que vivo por fuera. Son la de la sensatez y la locura. Son las que me han hecho estar a punto de perder la cabeza.  

Y cuando ya todo parecia terminar, acabar, tocar, y estabilizarse...


Me di la vuelta.


Encontré el sentido de mi vida...


                               era para el otro lado.

Por Main Stanich. Vuelta a casa. 

lunes, 19 de octubre de 2015

La zona de confort.


El lugar más cómodo que he conocido no eran tus brazos.

Hay un lugar dentro de mí al que no suelo querer llegar, porque me asiento. Es un lugar fascinante lleno de cojines y en el que mi trasero descansa. Es un lugar en el que todo es paz, serenidad, sentimientos planos y ganas de llorar sin hacerlo.

Es un lugar donde habita el silencio. Donde las prisas se paran y donde el alma se quieta. Es un lugar donde no soy feliz, pero tampoco lo contrario. Es el lugar donde establecerse, donde respirar..Procuro construir una zona de confort entre todas mis estancias.

Es el lugar donde no buscas, con lo que nunca encuentras. Es el lugar donde el tiempo pasa sin crecer, y donde se envejece sin ver el tiempo. Es el lugar donde no hay recuerdos, ni sonrisas ni cielo. Es un lugar donde no pasa nada.

Es el lugar donde ya no estás tú.

Es un lugar que es como las drogas. Crea dependencia y te hace ver la vida como si todo estuviera curvado a ti. Como si todo desde el otro lado, se viera distorsionado. Esa distorsión me produce miedo. Y entonces es cuando no sé en qué lado estoy. Si soy la yo pequeña y esmirriada que no puede llegar a nada porque vive hundida en agua, o soy un reflejo de mí misma distorsionado en la curvatura de mis límites.

Porque es el lugar de los límites.

Es un lugar tan distorsionado que mueres de tristeza viendo el reflejo de algo tan grande que no puedes alcanzar, por los límites.

Es el lugar donde se muere de pena. Donde se empobrece el alma y crece el musgo. Donde se marchitan las flores y las aspiraciones. El lugar donde nada me daña porque nada me toca. Y donde si no salgo,  me pudro.

Hay una promesa ahí, al otro lado. Una promesa de crecer, de aprender, de volver y revolver.
Hay un sentimiento angustioso y doloroso aquí dentro. Es un baúl de recuerdos que no abro. Porque creo que si lo abro, me toparé con un precipicio que no puedo saltar. El precipicioo para salir de la pecera en la que me he hundido.

Hay un lugar dentro de mí al que no suelo querer llegar, porque me asiento. Y si me asiento no me doy cuenta de que es solo...agua...y yo. Y el silencio.

Vamos salta...tú puedes hacerlo. Que nadie vuelva a hundirte en ella.


Mi vida empieza aquí, donde acaba tu pecera. 

Por Main Stanich. 

viernes, 18 de septiembre de 2015


Y en cada una de las veces que cruzamos las miradas

soy capaz de reconocerte.

Y en cada una de las cosas que no quiero saber de ti

me cruzo conmigo misma.

Y entre cada cosa que tenemos en común

ponemos un muro nuevo.

Y en cada minuto desde que nos conocimos

han pasado años echándote de menos.

Y en cada voz que oigo de tus pensamientos hacia mí

están mis ganas de tirarme a tus brazos.

Y en cada roce

para el tiempo.

Y en cada mirada esquiva

está tu cara de pillo sonrojada.

Y en cada momento que esperamos a la oscuridad

están nuestras almas en un precipicio.

Y en cada momento riendo juntos,

saltan señales de tráfico amenazantes.

Y en las ganas de levantarme por volver a verte,

se esconden mis limitaciones del día a día.

Y en cada recuerdo que quiere reconocerte

están los tuyos huyendo por no encontrarse.

Y en cada segundo de intimidad

buscamos estar cerca sin estarlo…

Y en cada una de las cosas que me enseñas

Se esconde la mas valiosa de todas…

Lejos.

Lejos es el mundo donde vives tú, y cerca está muy lejos para ser donde vivo yo.

Por Main Stanich.