lunes, 18 de agosto de 2014

Inflexión.



Cuando te digo que mi vida tiende a infinito, no me refiero al concepto que tengo de imaginármela no yendo a ningún lado, sino la idea de que tiende a algo tan grande, que no soy capaz de creer que en su finitud se junten mis extremos. Algo tan grande y difícil de alcanzar que ni sé yo si acaso sería posible. ¿Es posible alcanzar algo que arde en las manos cuando lo tocas?

0- No soy

¿Sabes? Me pasaré la vida intentand0 llegar a alg0, llegar a ser más y nunca ser men0s. Es una lucha absurda que me atormenta. Buen0, a mí y a t0d0s. La de ser un cer0. N0 permit0 anulaci0nes. T0d0 l0 que me niega se va p0r este agujer0. T0das las veces que me anulaste se van p0r este agujer0 y mir0 dentr0 de él y vuelv0 a ver lo que más esperanzas da. Tiende a infinito. Por mucho que no sea nada, por mucho que sea cero: tiende a infinito. Tiende a poder equivocarse todas las veces que queramos, por conseguir llegar al siguiente escalón; tiende a morir en su interior y en el vacío, por hacer que yo consiga algo.

1- Soledad.

Vivo en un mundo que desconoces, en el que los números son mi constante para continuar viviendo, para continuar recordando cuál es mi mundo, que es este y no otro y que sigo aquí esperando que únicamente pasen; se dividan, se multipliquen, se potencien...Nadie entra en mi soledad nocturna para moverme esos números, porque si lo hiciera, mi constante sería la variable que haría temblar mis cimientos. Te reto a intentarlo.
Vivo en un lugar que nunca visitas, y si lo hicieras pensarías que enloquezco. Es mi cabeza cuando tú ya has cerrado los ojos y te has echado a dormir. Es un mundo en el que entro cuando nadie mira, un mundo que me apasiona, que no cambia mi existencia y en cambio la ordena. Es un mundo de colores, de fracciones, donde habitan las curvas junto a las rectas y conviven con mis temores. Es un mundo que me aleja, que me extrapola de mi vida para poder solucionarla. Es un mundo donde no caben los fallos ni los errores porque entonces no encajan los restos. Es un mundo irreal que ordena la realidad de mi mundo. Es un mundo en el que solo yo. Un mundo sin alumno ni profesor, pero con una pizarra repleta de largas ecuaciones.

2-Positivo / Negativo

Sabes que te escribo esto a ti, ¿verdad Main? A quien no eras ayer y de repente eres hoy. A quien a veces me invade y me toca las narices. Tú me anulas cuando yo estoy baja y me haces cero. Pero quiero que sigas ahí, eres mi equilibrio y mi desenfreno. Estás cuando me encierro en este mundo de balanzas sin gravedad y me recuerdas que existe la realidad, y me empotras contra ella.

Es tan hermoso pensar en la necesidad de tu otra mitad para ser un entero. En la necesidad que tienen tus cosas buenas de conocer que tienes cosas malas para seguir mejorándote, compitiendo. Y es así como nace todo: los átomos, la materia, el ser, tú y yo. Porque sin positivo que atrajera al negativo y sin negativo que atrajera el positivo, no habría relación, y en esa relación se encuentra la existencia. Tú no eres más, ni yo menos. No somos ninguno. Únicamente somos juntos.

3- Dimensión

De pequeña me intentaban explicar las tres dimensiones y yo no les creía. Si el mundo real tiene tres dimensiones y yo estoy día a día construyendo un mundo dentro de mí, ¿cuántas dimensiones tiene mi interior? Tres me parecen pocas porque a veces abato pensamientos. Cuando un pensamiento en mi vida dura nada más que un segundo, en mi interior lo abato para que crezca. En mi interior lo despliego, lo releo, lo reconozco, y lo reaprehendo. Y consigo hacer un plano entero de algo tan circunstancial que ha durado un segundo. Aquí están mis dimensiones. Mis dimensiones en el tiempo. Puedo controlar las que veo, pero no puedo controlar las que siento. Que detrás de cada recuerdo, tenga una vida abatida en experiencias y en cosas que he aprendido, da igual el eje o la coordenada, da igual la creencia que tuviera en ese momento...da igual en x, y o z. Yo vivo en números y no en letras.

4- Estructuras

Si tuviera que dibujar lo único que está realmente estructurado a día de hoy en mi vida, dibujaría mi silla. Esa silla en la que estoy sentada. Esa silla que con cuatro patas es capaz de mantenerme cuando estoy rendida y hundida, que ha sostenido mi carrera y mi apatía. Que sostiene mi flaqueza cuando ni mis piernas. Y si tuviera que dibujar a quien sostiene a mi silla, dibujaría este edificio y volvería a dibujar una silla. Porque la estructura más simple puede ser la más efectiva. Sobre cuatro pilares edifiqué mi vida, sobre cuatro patas indestructibles: La sencillez de actos, la aspiración, la bondad y el creer.

Y si falta una, todas caen mirándola a ella. Todas van detrás de ella en su busca. Esta es mi silla. Esta es mi estructura. Aquí asiento el culo y empiezo a pensar. Aquí subo los pies en alto porque confío. No tienes ser ni corazón y en cambio puedes mantenerme en alto...ojalá algunas personas a veces, fuéramos más silla.

5- El apeo

Y aquí apareces tú. Porque sin ti no construyo. Sin ti no cimiento, no sopando, no hormigono, ¡no me atrevo! Estabas mientras construía mi lugar, me has visto crecer y me has apoyado para que todo pudiera elevarse. Estabas antes de la estructura, y mientras yo aprendía a caminar, tú solo me sostenías. Calculaste mi estructura antes de que fuera firme para saber si no caería, por eso confías tanto en mí, porque sabes que por mucho que me balancee, nunca me hundiría. Has sido mi ingeniero y constructor, y ahora que te has marchado. ¿No quieres disfrutar de la obra que hiciste en mí?
Vete a construir a otra.

6- Hipercubo

Y aquí es cuando mi mundo interior y exterior se solapa. Cuando todo crece exponencialmente y estoy en todas partes y en ninguna. Aquí es cuando los números invaden mi día a día y me hacen contar 6 veces 10 antes de desayunar, para aprovechar un minuto; levantar un pie como si hubiera una cuerda entre dos puntos de vías paralelas; o hacer una división enorme antes de dormir, como si se me pudiera olvidar dividir. Colocar las cosas de los cajones en nueve cubos porque me recuerdan a Rubik y pienso que era un genio o dibujar fractales infinitos mientras hablo por teléfono. Ese es justo el momento en que mis tres dimensiones pasan a nueve, se retuercen, se colocan y me hacen ver todas las posibilidades que puede ofrecer mi vida. Y por eso no creo en el tiempo, porque en lo que vivimos un segundo terreno, hacemos un año con el pensamiento.
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A veces me faltan números. Tan lejos llegaron las matemáticas y tan cortas se me quedaron a mí. Tan cortas en mi mundo de situaciones imposibles, surrealistas, de cosas que no puedo ni enumerar porque no hay números suficientes en el mundo como para enumerar sentimientos distintos. Cada vez que me enamoro salen mil sentimientos nuevos en mi estómago ¡qué mariposas! ¡no son mariposas! son esos malditos números que intentan cuantificar todo. Intentan ponerle nota a mis sentimientos para saber siempre si son más que lo anterior o menos que lo que sueño encontrar en la vida. Y ahí, vuelta al infinito. Vuelta al imaginar un infinito que ni siquiera he tocado. Vuelta a un amor de mi vida que si tocara me ardería en las manos, porque no es verdad. Vuelta a ser exigente, a pedir más. Y sobre todo, a nunca alcanzarlo. Porque nadie alcanzará lo que ni yo misma estoy tocando.

De pequeña imaginaba la vida como una escalera donde vas construyendo el siguiente escalón para poder seguir subiendo. Mi problema está en haberte puesto una escalera a ti,  y sin haberte dado los peldaños querer que estés a mi altura saludando.

Y el día que me aplique el cuento, me daré cuenta de que mi escalera...
hasta que yo quiera...


                                                                                                         
                                                                                                            tiende a infinito.


Por Main Stanich.