jueves, 10 de abril de 2014

Tu reflejo.


    Hoy has empezado a decirme que eres sincero. Lo malo es que para mí las palabras no tienen ningún valor. Tiene valor el que lo seas. Te valoro. Te creo.


    Y la sinceridad empieza por mirarte en el espejo y contarme qué ves. Se objetivo contigo mismo, y cuéntame esa objetividad. Quiero ver dónde  empiezas y dónde acabas.

 Y sobre todo, en qué parte del espejo, me ves a mí.

Por Main Stanich

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