Hoy has empezado a decirme que eres sincero. Lo malo es
que para mí las palabras no tienen ningún valor. Tiene valor el que lo seas. Te
valoro. Te creo.
Y la sinceridad empieza por mirarte en el espejo y
contarme qué ves. Se objetivo contigo mismo, y cuéntame esa objetividad. Quiero
ver dónde empiezas y dónde acabas.
Y
sobre todo, en qué parte del espejo, me ves a mí.
Por Main Stanich
No hay comentarios:
Publicar un comentario