lunes, 7 de abril de 2014

Nada es lo que parece.


 Eso hace años que me lo enseñó lo tonta que me pueden hacer sentir los políticos, la publicidad o los periodistas. Y eso me hizo entender, que las mesas de canto pueden ser taburetes, o que el mundo en diédrico y abatido, sigue siendo redondo.  
Que se puede construir con palabras la mayor nube de humo, y hacerla los pilares de mi vida.
Que da igual cuán maravillosa pueda imaginarme una vida paralela, que si entrara en ella, querría volver a ésta.

Que cualquier elemento es una herramienta, solo hace falta imaginación para hacerla funcionar.
Que la puerta que mas cuesta abrir, es la que olvidó la cerradura. 


Que por muchas realidades que desconozcas, todas siguen siendo en tu mundo. El mundo.
Que duele averiguar que tu vida cabe en una maleta, pero que gracias a Dios, tú todavía no.

Que siempre la solución está escrita en la naturaleza, aunque no la veas.  

Que si las armas fueran de papel, se hubieran escrito mas versos. 

Que si te encierras guardando el cómo entrar en ti, nadie podrá sacarte. 
Que el mejor hogar que puedes construir, es el que esté hecho de ventanas y puertas.
Que como cuidas de joven, te cuidarán de viejo. 


Que nunca averiguarás si fue antes la gallina o el huevo. 
Que pienses lo que siembras, por la huella que deja lo que recoges. 

Que no quiero envejecer contigo, solo vivir. 


Y que aunque creas conocerme por mi reflejo, lo que hay detrás, es lo que aún me queda por contarte. 


Por Main Stanich.

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