El vacío es un ente superior que a veces nos destruye. Inunda
vidas y personas y explota desde dentro. Tiene la capacidad de aspirar todos
los recuerdos y las esperanzas de la gente, la capacidad de rondar el
desenfreno.
El vacío interior me lleva a la nada. Me gusta cuando no
existe porque entonces PRODUZCO, soy un ser que va hacia delante y no hacia los
lados. Me hace volverme otra, ¿y quién es esa otra si no soy yo? ¿Quién es mi
yo cuando ni yo puedo ser? A veces confundimos nuestro yo y lo que queremos
ser.
A veces llamo ‘yo’ a lo que únicamente es una parte de mí. El
resto lo desprecio. Me desprecio. Quizá la parte del vacío sea super importante
para aprender a llamarme. Quizá sea vital para crecer y por eso nos vaciamos y
nos llenamos continuamente. Para renovarnos.
Quizá una parte de mí, está escribiendo sobre la otra.
Quizá sé quién soy cuando no soy, y quién no soy aunque lo
esté siendo. Y me tacho, me elimino, me destruyo y me reconstruyo. Hermosa
manera de volver a mí. Una y otra vez volver a escribirme sobre mis propios
borrones y sobre mis propios fracasos.
Algún día seré blanca, como el tipex, algún día.
Solo sé una cosa, prefiero verme medio llena que medio…
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