miércoles, 17 de septiembre de 2014

Tshhhh...

   Ya no te oigo. A veces no sé si estás, porque ya ni me contestas. ¿Nos hemos vuelto una de esas parejas que ya no se comunica? A veces, si no supiera que estás apoyada a mi lado, no sabría que estás. Incluso a veces, en la oscuridad, dudo que seas tú. 
   Porque ya no me respondes a mis preguntas. Y cada vez tengo más. ¿Dónde has ido? Me miras con los mismos ojos y en ellos leo las mismas cosas. Pero ya no me dices cosas cálidas, ni me llamas desde lejos, ni me pides cosas con cariño. Ya no cantas. 
 Antes teníamos largas conversaciones antes de dormir y ahora te duermes rápidamente. Otras veces no, y amanezco con tu mirada fija en mí, pero no me respondes. No sé qué es lo que piensas. Ya no me susurras nada al oído y no me suscitas pensamientos cuando tus palabras vibran en mi tímpano. ¿Qué es de una persona sin su forma de hablar? ¿Y sin sus expresiones? ¿Sin sus frases incoherentes y sus bobadas esporádicas? ¿Qué es de una persona que ahora solo guarda silencio?
  Antes soñabas, continuamente estabas contando las cosas que querías hacer. Antes tenías esperanzas que gritarle al mundo, pero aunque ya no grites…guárdalas en algún lado. Ya no creo que sigas creyendo nada. ¿Te han robado tu ser?
  Lo siento. El tacto no lo es todo. 
  Lo siento. No puedes esperar que cuando te toque ya no oiga cómo te estremeces y solo te oiga amarme en silencio. No puedo amar al silencio. No puedo hacer el amor con el silencio. A veces hasta en eso, pareces inerte.
  ¿Crees que no te oigo? ¿Crees que no sufro cuando no oigo nada y sé que estás ahí, callada, llorando? 
  Arránquenme las putas cuerdas vocales y dénselas a ella.
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   -Hoy desperté y ella estaba a mi lado. Antes de encender la luz, me di cuenta de que estaba alejada de mí. Me acerqué y la toqué. Sigue siendo tan suave. Entonces me di cuenta de que me daba igual no volver a oírla, simplemente con poder sentirla me valía. Encendí la luz y encontré que ella, había escrito todas y cada una de las paredes de la habitación. No sé cuándo lo había hecho, pero había escrito todo lo que pensaba, todo lo que sentía, todo lo que quería gritar. 
   Me volví a acercar a ella y la desperté, y le dije: “Si tú no quieres hablar, yo tampoco.”
   Hace 6 años que no hablamos, solo vamos por la casa escribiendo y dejándonos notas que le digan al otro lo que pensamos o lo que somos. No hace falta más. Es mucho más emocionante ver todas las mañanas los post-its escritos por todas partes, que las palabras en vano que podemos decir. Porque escribiendo se dice mucho más que hablando. 
   Me has enseñado a ver el mundo con el juego de las palabras. Me has enseñado a conocer la oscuridad del silencio. Me has enseñado a amar en silencio y al silencio. Me has enseñado a hacer el amor a gritos callados. 
    Y cuando te callas y te quedas mirándome…cuando se hace el silencio entre los dos, es cuando te oigo. Es cuando de verdad te escucho. Es cuando de verdad me hablas desde dentro…

El silencio guarda las palabras más hermosas jamás escuchadas.
Texto del 29 de Mayo de 2010.




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