martes, 9 de septiembre de 2014

El HOMBRE.



Hubo un día que te quise.

Cuentan malas lenguas que estoy ya cansada de algo que se repite cada día, y es el recordar que te quise. Que hubo un día que lo hice...y que hoy ya no es ese día.

Hubo un día que intenté hacer todo lo posible por conquistarte y encandilarte. Hubo un día que tomé la decisión tan importante de si eras más importante tú o yo. Y escogí por ti. Y te fuiste con mi mejor amiga.
Hubo un día que me olvidaste en algún camino y pensaste que era más importante quedar genial con los amigos antes que respetarme. Y tu adolescencia arrebató la amistad. Y desde entonces tu pasaste a ser el HOMBRE y yo la MUJER.

Hubo un día que me compraste rosas, que me prometiste la luna y me dijiste que dejarías cualquier amor porque de verdad me habías encontrado. Y entonces oí tu 'te quiero' y decidí ser cauta y darte las gracias.
Hubo un día que empecé a procurar enamorarme de lejos. Y entonces sí, entonces eran todo besos. Un no sé quién eres: un beso. Un me encantas: un beso. Un bofetón: un beso. Un ser un encanto: un beso. Un vacilarte: un beso. Un 'vete a la mierda': un beso.

Pero tuvo que haber un maldito día que abrieras los malditos ojos para ver quién era tanto beso. Nos descubriéramos y te quedaras. Hubo un día que aunque yo no quisiera, te quedaste.
Y entonces hubo un día en que yo corrí detrás de ti, otro en el que viniste a buscarme, un día en que te escondí un recuerdo para que lo encontraras cuando tuvieras miedo, un día en que tú dibujaste mi alma. Un día en que los celos te atrincheraron en casa para que nadie te arrebatara lo que era tuyo. Un día en que te escribí una carta al día para que no me olvidaras. Un día en que intentaste plagiarme en otra persona...y en otra...

Hubo un día que me hiciste daño.

Ese fue el día que le pegué una patada a un contenedor.

Hubo un día que intentaste explicarme que eras un hombre, ojalá te hubiera escuchado. Un día que intenté entender que no somos iguales. Que todo el tiempo que yo te quise tú seguías teniendo dos cerebros y uno no siempre pensaba únicamente en mí. Hubo un día en que descubrimos que tú llevabas mucho siendo egoísta y que lo habías gastado todo...de mí.

Hubo un día que tuvimos miedo de que esto se pudiera invertir. El día que me aseguraste que te haría daño. Y me lo repetiste una y otra vez. Y yo te dije que eso nunca pasaría, porque yo ya lo había vivido antes. Y aquí vivimos la inflexión. Y aquí te di la segunda oportunidad.

Hubo un día que nos quisimos tanto que fui capaz de cogerme un barco sin conocernos solo para darte un beso, o el avión más de diez veces solo para escucharte de cerca. Hubo un día en que me buscaste tanto que hasta me encontraste, aunque hubieras muerto en el intento. Hubo un día en que todo eran juegos, todo eran risas, ojos vendados, todo era llorar de la emoción. Hubo un día en que yo te saltaba encima, te mordía la oreja, te hacía cosquillas, de rabiar, te bailaba, te vacilaba y te abrazaba para no soltarte. Esa fue la primera vez que te vi mirarme así. Así.

Hubo un día en que todo eran proyectos. Todo era futuro. Todo eran textos, te quieros correspondidos, todo eran frases bonitas y sinceras. Todo eran miradas...miradas.

Y de tanto mirarme por dentro, me atravesaste.

Hubo un día en el que me enseñaste a no conformarme ni contigo mismo. Hubo un día en que dejaste de creer en ti tanto como lo hiciste en mí. Hubo un día en que te diste cuenta que habías sido tan egoísta cuando yo te quería, que te sentías despreciable. Y pasaste de machacarme a machacarte...y descubriste que yo era más fuerte que tú. Y tu orgullo me sumió en un concurso contra la perfección, esa en la que de repente me habías subido. Contra mí misma.

Hubo un día en que mis llantos dejaron colgando nuestros problemas para caer en el lago.  Hubo un día en que quise tirar nuestra relación literalmente al agua para comprobar cuánto realmente la valorabas. Y entonces fue cuando casi tropiezas al agua para salvarlo, y te vi llorar. Y no has parado desde entonces, porque de tan pequeño que se fue haciendo el valor se me escapó de las manos. Y entonces lloraste, y corriste y yo salí a salvarte, y lloraste en mis piernas como lloran los hombres, y entonces lo sentí...a un HOMBRE perder. Y vi el poder...

Aquí me hice MUJER. ojalá me hubieras escuchado.

Hubo un día que aprendí a correr, para que no pudieras alcanzarme. Ambos sabemos que aunque corrían mis piernas, realmente lo hacían mis recuerdos. Hubo un día que me hice fuerte, y en el que todo empezaron a ser negaciones. Ese día en que no me conformaba contigo, ni conmigo, ni con nadie. Y entonces me convertí en la mujer de HOY, esa que 'solo prueba' porque aspira a encontrar lo inalcanzable.
Hubo un día en que empecé a ser yo quien te ponía a prueba. Salta más alto, corre más rápido. Hasta darte un puzzle vacío y las fichas poco a poco, para que tú lo fueras completando.



¿Crees de verdad que me lo hubiera creído si lo hubieras completado? ¿Creer en qué? ¿En el amor?
Hace mucho que camino sola por un camino en el que solo miro atrás con desprecio. Me he hecho inalcanzable porque no quiero que me alcances. Pierdo tres kilos cada vez que me alcanzas, pierdo el norte, las ideas y hasta las bragas. ME pierdo.

¿Y sabes por qué hago todo esto?

Porque hubo un día que te quise.

Porque soy tan despreciable, tan inhumana y estoy tan cansada que no quiero que te destruya aun más tu reflejo. Cuando destruya el egoísmo, volveré a conquistarte; HOMBRE.


¿Cómo puede resumirse en una historia de amor, todas las que puedes haber vivido en una vida? Cambian el actor, nunca al personaje.

Dedicado a todos los hombres, la razón de por qué las mujeres, somos tan gilipollas. 

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