sábado, 5 de junio de 2010

Huyo de tu recuerdo, y también recuerdo tu huída...


Llevo tu carta en mi bolso…
Hoy era uno de esos días en que tenía que llegarme una carta recordándome quién eras y quién ya no eres. La he abierto, la he mirado y la he guardado como si nunca hubiera existido.
He visto el tiempo, el tiempo que ha pasado a nuestro alrededor. Y la distancia.
Yo te amaba. Eres la única persona a la que he amado nunca y no puedo recibir una carta así un día 7 de abril en mi buzón. No puedo. No puedo abrirla y no recordar que ya no amo a quien me escribe. Era más feliz no recordándolo.
Tú mejor que nadie sabes qué es lo que pasa cuando haces eso. Salgo corriendo de casa lo más lejos que puedo y las ganas de llorar se convierten en patadas contra el primer contenedor que encuentro; y cuando ya no me quedan fuerzas, saco las tizas del bolso, esas que tanto te gustaba que llevara siempre encima, y escribo en alguna pared: ¿Dónde estás?.
Tengo esperanza de que no hayas muerto. Alguien me sigue mandando cartas y a alguien le respondo, pero no sé dónde está la persona que conocía y me tenía encandilada. Y tú solo sabes hablarme del maldito pasado…Ya no recuerdo el pasado.
La foto que me has mandado no me hace echarte de menos porque un día pedí un deseo y me lo cumplieron: no echarte de menos.
No quiero que cada vez que me escribes seas alguien más lejos de mí, y que cada vez tengas menos cosas que contarme, y que como tú dices, ya no sepas cómo hablarme…
No voy a volver a mirar al buzón con la esperanza de encontrarte en él, porque esta vez has desaparecido del mundo. Si es difícil entender dónde van a parar las almas de la gente cuando mueren, que alguien me diga dónde se esconden las almas de la gente que únicamente cambia por completo y desaparece…
Te quería tanto…

Por Main Stanich

No hay comentarios:

Publicar un comentario