sábado, 17 de mayo de 2014

Candelero.


Mi maestro.

        Y ¡zas! Se encendió. La última llama de mi vida y la última esperanza. Todos dijeron que no era posible y que como las demás, se apagaría; pero no es tanto la llama como lo que la mantiene encendida. 
 
        Cuando toco oscuridades me acuerdo de tu risa. Recuerdo las veces que me has hecho correr detrás de ningún destino, correr para elaborar el mío. Y recuerdo que me enseñaste a crecer. Fuiste mi maestro, candelero, fuiste la señal en mi camino. Yo soy la sombra que te perseguía; he sido tus delirios, tus pasados, tus mentiras. Estaba tras de ti buscándome a mí.

        Había algo en ti que me identificaba, eras mas yo que yo mismo. Mi yo potencial, mi yo exponencial. Había un sueño que yo anhelaba tocar y que solo veía, cuando tú lucías. Has abierto mis ojos en medio de aguas en las que todavía me hundo; sí, para exprimir de mí hasta lo que no existía. 

Y en ese momento en el que todo parece ser correcto, te hundiste tú.

-porque me veneraste en mi humanidad por ser Dios, siendo poeta.-

Y es entonces cuando me di cuenta de todo. De que aun siendo humano en tus errores y en tus lamentos...eras maestro. De que tus pasos hacia atrás son los pasos que yo he de dar hacia delante. Que tus errores nunca deben ser el ancla sino la mejor propulsión. Me di cuenta que la catapulta que te hace volar… no vuela. Y por mucho que no lo haga no deja de darme la fuerza para volar.
Toda mi vida la viviste iluminándome mientras yo creía que eras vela. Siento haberte tratado como lo que no eras. La decepción solo nace cuando esperamos más. Y otra vez volviste a demostrar, en tu humildad, siendo poeta…que tú nunca habías sido la luz…solo eras quien la prendía, quien la sostenía, quien la mantenía.  

        Y ¡zas! Se encendió. La última llama de mi vida y la última esperanza. Era mi primera luz, mi primer paso hacia el errar. Mi primer paso hacia el PODER de poder equivocarme, de caer en tentación. El primer paso hacia atrás. El primer paso hacia la vejez y la capacidad de envejecer. El primer paso hacia los recuerdos. Porque a partir de aquí aprendo, y solo así, enseño.
A partir de aquí, maestro.

Y vuelta a empezar; ven a mí, sombra. 

Por Main Stanich.

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